domingo, 14 de febrero de 2010

ALGO DE MISTERIO, POR FAVOR



"No cuenten nunca nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo".


(El guardián entre el centeno, J.D. Salinger).

sábado, 13 de febrero de 2010

MENTE EN BLANCO Y DÉJESE LLEVAR





Cuando asistir a una función circense deja de significar tigres (tigres) o leones (leones), elefantes y payasos que caen una y otra vez para regocijo de los espectadores, maestros de pista que blanden látigos a diestro y siniestro, majorettes y equilibristas, trapecistas y forzudos.

Cuando asistir a una función circense se convierte en un acto de fe, imaginación pura en la que otros espectadores (¿o son los mismos traduciendo sus pensamientos al lenguaje de la creatividad?) ven sin ver, se emocionan ante objetos inanimados que se transforman en personajes de cuento como por arte de magia, aplauden como si no hubiera mañana, se dejan hacer.

Cuando asistir a una función circense sin saber muy bien que es lo que se puede encontrar bajo esa carpa que encierra sueños (de ello estamos seguros), que esconde magia en cada rincón de la pista circular, se convierte en una clase magistral que devuelve al mundo infantil al que debemos regresar con cierta frecuencia porque de otro modo la vida se vacía de sentido.

Cuando asistir a una función circense supone una demostración de que arte es el producto (efímero o no) y arte es el proceso y nunca antes la espera había sido tan emocionante.

Cuando asistir a una función circense permite dejarse acariciar por el espíritu de aquello que nunca debería pasar de moda porque la ilusión no se puede matar nunca por más que lo intentemos.
Porque pulsando sus cuerdas es como se gana la vida gente como Johann Le Guillerm.
Porque para descubir su trabajo nunca es demasiado tarde.
Porque, a pesar de todo queremos seguir
riendosuspirandotemiendosusurrandoaplaudiendo
como niños.

lunes, 1 de febrero de 2010

¡PAYASO!




Clown Skull (Viz Muniz, 1987).