jueves, 15 de septiembre de 2011

APRENDER A SER FELIZ





Como lágrimas que de los ángeles cayeran, resbalando por la superficie que se antoja dura y fría.
Golpean, golpetean creando un ritmo que más que despertar el ánimo lo adormecen con el compás. Tic, toc, tap, clonc,...
A veces, sólo a veces, parece que se comprimen y se dejan caer dentro de la estancia, deslizándose con parsimonia antes de desparecer.

Al otro lado del espejo, escuchando la tormenta, cobijado con sábanas y manta, arrullado por el murmullo de las gotas que repican cual campanas, sonríe para sus adentros.
Aquí está a salvo de todo y de todos y, lo más importante, de sí mismo.
En estos momentos se deja llevar, aprende que la felicidad no es más que eso, zarpar en una pequeña barca y dejarse ir con la corriente.


¿Y tú, sabes qué es la felicidad?




* Imagen extraída de aquí.