
Como lágrimas que de los ángeles cayeran, resbalando por la superficie que se antoja dura y fría.
Golpean, golpetean creando un ritmo que más que despertar el ánimo lo adormecen con el compás. Tic, toc, tap, clonc,...
A veces, sólo a veces, parece que se comprimen y se dejan caer dentro de la estancia, deslizándose con parsimonia antes de desparecer.
Al otro lado del espejo, escuchando la tormenta, cobijado con sábanas y manta, arrullado por el murmullo de las gotas que repican cual campanas, sonríe para sus adentros.
Aquí está a salvo de todo y de todos y, lo más importante, de sí mismo.
En estos momentos se deja llevar, aprende que la felicidad no es más que eso, zarpar en una pequeña barca y dejarse ir con la corriente.
¿Y tú, sabes qué es la felicidad?
Golpean, golpetean creando un ritmo que más que despertar el ánimo lo adormecen con el compás. Tic, toc, tap, clonc,...
A veces, sólo a veces, parece que se comprimen y se dejan caer dentro de la estancia, deslizándose con parsimonia antes de desparecer.
Al otro lado del espejo, escuchando la tormenta, cobijado con sábanas y manta, arrullado por el murmullo de las gotas que repican cual campanas, sonríe para sus adentros.
Aquí está a salvo de todo y de todos y, lo más importante, de sí mismo.
En estos momentos se deja llevar, aprende que la felicidad no es más que eso, zarpar en una pequeña barca y dejarse ir con la corriente.
¿Y tú, sabes qué es la felicidad?
* Imagen extraída de aquí.