domingo, 2 de enero de 2011

AJEDREZ





Te miro a los ojos
y sonrío.
Decido armarme con las grebas, los quijotes, los guardabrazos, los guanteletes, la coraza, las hombreras... y, por último, la celada con su plateada visera. Me miras a los ojos
y sonríes.
Me imitas y te dispones a cubrirte con similar atuendo. Pero en dorado bronce. Nos miramos a los ojos
y sonreímos.
Hasta el último instante sopeso la decisión de portar estandarte junto a la lanza. Defiendo mi territorio, por otra parte de sobra conocido. Te miro a los ojos
y sonrío.
No dudas y optas por atar una bandera al asta del pesado arma. Me miras a los ojos
y sonríes.
Estamos preparados para la lucha. Nos miramos a los ojos
y sonreímos.
No tengo miedo. No tienes miedo. Me toca mover pieza. Nos miramos a los ojos
y sonreímos.

*Fotografía vista en Intruso.info.


4 comentarios:

ariel-conlaluna dijo...

Feliz año que empieza amiga, sigue dándonos tus textos e imágenes bellos.

Anónimo dijo...

Enigmático el origen del juego como misteriosa y única la partida que se desarrolla en sus cuadriles, donde ¡las sonrisas y las miradas no pueden faltar! abusando de la concentración del contrincante se pueden tramar intenciones ocultas para acercarlo a tu territorio y ganar confianza en cada movimiento, la sonrisa da muestra de ello, y la mirada lo confirma con timidez paso a paso según avanza el tiempo…

bolboreta dijo...

Ariel: ¡muchas gracias, amigo! Un abrazo.

Anónimo: ¿para cuándo otra partida?

bolboreta dijo...

Y tablas, al fin.