martes, 7 de abril de 2009

AHORA TÚ TAMBIÉN LO SABES

Hace meses que la vi, sin embargo no consigo olvidarla.
Un día primaveral, poco distinto de los demás días de mi vida.
Hasta que ella apareció.
Se movía con ligereza, esquivando la marea humana que desbordaba las calles.
Zig, zag, zig, zag.
Veloz, indiferente, escurridiza.
Pronto mi asombro se transformó en sonrisa interminable.
Una sonrisa que surgía como una cascada a través de mis labios.
Una sonrisa que permanece conmigo desde entonces, cada vez que mis pensamientos vuelan al compás del batir de sus alas.

Una mariposa en la Gran Vía.

Ahora sé que no hay por qué preocuparse.
Sobreviviremos a todo.

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